jueves, 10 de enero de 2008

¡Visita inesperada!

Me han pedido que comente sobre el visitante más inesperado que puede tener el ser humano, tamaña labor la emprendo con la convicción que tal etapa, no es más que una de las que nos toca vivir para mantener el ciclo del universo. Mi blog está dedicado a la vida, por ello creo bien difícil que vuelva a hablar sobre el tema que nos ocupa hoy.

Son pocas las personas que esperan resignadas la llegada de la "pelona", en general, resulta que la visita toma desprevenida al individuo y a quienes le rodean; para ilustrar ésto, imagine la cantidad de veces que le han comentado que alguien partió de éste plano físico y usted no pudo evitar frases como: ¡tan joven que era!, ¡tenía una vida por delante!, ¡si tan sólo hablábamos ayer!, entre otras. Esta reacción tiene que ver con un mecanismo natural que poseemos los seres humanos en el cerebro y que nos remite a aceptar como cierto que a nosotros no nos puede ocurrir tal evento. Menos mal que tenemos ese elemento en la mente, de no ser así, andaríamos paranoicos por el mundo deseando que nosotros no seamos los próximos.

Pero la estratagema que tiene nuestro raciocinio nos impide ser cautelosos y aquí entra lo paradójico: cualquier persona que se encuentre en éste plano físico desearía poder dejar mejor posicionada a su familia desde el punto de vista económico (¿quien no?), pero una vez que se va no puede conseguir tal anhelo, a la vista que es imposible devolverse en el tiempo a tomar alguna solución.

¿Que hace ser más previsivas a unas personas y a otras no?...extraño misterio y para ilustrarlo les comento la siguiente anécdota profesional: el año pasado visité a dos viudas de diferentes ocupaciones, la primera tiene dos hijas y la segunda tiene cuatro hijos (dos hembras y dos varones); a la primera le tocó un vía crucis tras la partida de su esposo, con mucho sacrificio ha salido adelante y ahora que está bien económicamente, ha dudado sobre la posibilidad de hacerse de un seguro de vida que cuide de sus hijas si le toca a ella despedirse de la vida (sólo comentaré al respecto, que prefiere irse a jugar su dinero al casino de su localidad); la segunda viuda la tuvo muchísimo más fácil, su marido tenía muchas propiedades y además un seguro de vida muy respetable, aún así, ha dilapidado la fortuna que le legaron al punto que sólo le queda un negocio muy próspero que le da lo suficiente para cubrir sus necesidades y poder acompañar a la primera viuda al casino.

Puede que a usted le dé risa lo último pero: ¿cómo opera la mente de los seres humanos si a ésta segunda viuda, que se vio beneficiada por la previsión de su esposo, ni siquiera ha considerado la compra de un instrumento que velará por sus hijos si ella llegara a faltar?¿no es triste que alguien que ha tenido en sus manos el poder para legar bienes ó dinero a sus seres queridos, dude siquiera en proporcionarlo?.

La verdad sea dicha: únicamente las personas responsables saben que tiene un deber postrero para con quienes quedan en la tierra y sólo un seguro de vida puede evitar que la familia pase penurias por la imprevisión del que se va.

"Más importante son $10.000 para una viuda
que $5.000 para una esposa"

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