domingo, 24 de septiembre de 2006

Reflexión

La responsabilidad moral de sostener a tu familia, educar a tus hijos y prever la vejez desvalida son compromisos que no puedes eludir; cuando crees que saliste airoso al librarte de alguien que está intentando hacerte ver lo que NADIE se ocupa en decirte, diciéndole que no te interesa su propuesta ó que no tienes dinero, te estás equivocando, estás cometiendo un acto muy grave. El problema sigue LATENTE y no puede resolverse con una excusa. Lo que has hecho, seguramente, sin ninguna mala intención, es trasladar ese riesgo a tus seres queridos ó al anciano(a) que todos llevamos dentro para que ellos, que no tienen posibilidades de pago, afronten tu indecisión.



Equivocadamente creen las personas, que nuestra propuesta contribuye al aumento de sus compromisos y obligaciones; que ésta, es una nueva carga al presupuesto familiar y que no están en condiciones económicas para asumirla. NO es el seguro lo que cuesta, son las necesidades que nos impone la vida, las que tienen un alto costo y nuestra motivación profesional, tiene como objeto aconsejarte sobre la mejor manera de solucionar tu problema.

Ante la contundencia de éste razonamiento lógico, cualquier objeción que pongas aparece como una excusa sin ninguna validez, es una salida que en vez de favorecerte te perjudica enormemente al frustrar o dilatar la solución a tus necesidades de protección. Esta realidad te hará ver que el aplazamiento no tiene sentido y lo único que debes hacer –AHORA MISMO- es trasladar el riesgo a nuestra compañía y no dejarlo en manos de tu esposa(o), tus hijos y del anciano(a) que seguramente querrás llegar a ser. En otras palabras, tú puedes cubrir las necesidades de tus seres queridos en caso de ausencia prematura, la educación universitaria de tus hijos y, lo más importante, cuidar desde ahora al viejito(a) que has de llegar a ser. Hoy mismo puedes poner remedio a un problema inherente a la condición humana y nuestra misión es que -a un costo muy bajo- tú y tus seres queridos no tengan que pagar el altísimo precio de la improvisación.

Reflexiona por un momento: ¿puedes desconocer semejante problema?, ¿es prudente dilatar su solución?, y, lo que es peor: ¿debo endosarlo a mis seres queridos?, ¿debo solucionarlo yo?

Estas verdades incuestionables han permitido que el seguro de vida moderno, se establezca como instrumento por excelencia en los países más desarrollados del mundo para dar solución inmediata a problemas que van a ocurrir en algún momento y por ello la industria y sus productos han permanecido por más de dos siglos.

"Sólo tú puedes hacerte responsable de tí"