jueves, 17 de enero de 2008

¡Sensibilidad social en acción!


Antes de escribir sobre el tema de hoy, deseo pedir disculpas a mi lectores por no presentar la anécdota prometida en ésta anotación y es que me impuse una regulación de restricción sobre divulgaciones que no estuvieran debidamente sustentadas, así que he emprendido una investigación sobre el hecho y les haré el comentario respectivo muy pronto.

Hoy me encontré haciendo antesala en una compañía dedicada a la venta de dispositivos electrónicos auriculares, el dueño de la empresa me había citado para cerrar el trato sobre una nueva póliza; mientras lo esperaba, no pude hacer otra cosa que observar a los clientes que llegaban a solicitar asistencia para sus implantes, cuando reparé en la cantidad de personas de la tercera edad que en su mayoría acudían a la recepción de la empresa, me dí cuenta de la gigantesca labor social que despliega tal compañía al ver el cambio de expresión en los rostros de los ancianos, en tanto recuperaban la capacidad auditiva luego de los ajustes de rigor al dispositivo ó de la compra de baterías respectivas por agotamiento. La satisfacción que sentí al presenciar el milagro que para ellos representa el escuchar, me reconfortó e imaginé cuantas veces la persona que regenta el negocio debió sentir lo mismo. Sé que un negocio es un negocio; no sé ustedes, pero: ¿créen que éstos abuelos reparaban en ello cuando tenían la posibilidad de OIR?.

Extrapolé el sentimiento a mi profesión y me dí cuenta de la tremenda responsabilidad que conlleva proporcionar a las personas una jubilación decente, si no: ¿cómo podrían los "viejitos" en la etapa dorada comprar no sólo estos implementos, tambien, los medicamentos y la atención requerida para su avanzada edad? y ¿que será de aquellos que no podrán hacerlo, vista las estadísticas que hemos estudiado en entregas pretéritas?. A muchos de mis clientes les he dicho que olviden las gracias por lo que sucederá cuando se retiren, puesto que ellos mismos tomaron la decisión, únicamente he sido un facilitador para ayudarles en el camino, mi mayor satisfacción provendrá el verlos a todos con un capital respetable que les acompañará hasta el último respiro y que puedan ser independientes para, sin mendigar, comprar todas aquellas cosas que harán de su época dorada el milagro que he presenciado el día de hoy.

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